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          Generador termoeléctrico de BMW

          Generador termoeléctrico de BMW

          de MotorFull de Fernando Moreno

          Cualquiera que entienda un poquito de coches sabe que la eficiencia energética de un motor de combustión interna no es como para tirar cohetes.

          En el mejor de los casos, solo un tercio de la energía contenida en el combustible es transformada en energía mecánica. El resto se pierde en forma de calor.

          Este hecho no ha supuesto un problema digno de tenerse en cuenta, hasta ahora. Ha hecho falta que el precio del petróleo se acelere como si fuera movido por peróxido de hidrógeno para que los ingenieros de las grandes marcas empiecen a fijarse en esas inevitables pérdidas de calor e intenten aprovecharlas.

          Unos de los primeros han sido los de BMW, desarrollando un generador termoeléctrico (TEG) que, basándose en el efecto Seebeck, obtiene energía eléctrica del calor que genera el motor.

          La técnica es similar a la que se emplea desde décadas atrás en sondas espaciales para obtener electricidad del calor generado por una fuente radiactiva. En los coches, resulta más realista acoplar el generador en el tubo de escape.

          De momento, se están consiguiendo potencias cercanas a los 200 watios; a bote pronto no parecen demasiado. Pero se está investigando en nuevos materiales, y los expertos confían en acercarse, dentro de poco, a los 1.000 watios.

          Para entendernos: un BMW Serie 5 actual necesita entre 600 y 700 watios para alimentar todos sus elementos eléctricos, desde el lector de CD hasta la iluminación.

          Con algo más de desarrollo, se podría evitar el gasto de combustible necesario para obtener esa electricidad. Hablamos de una disminución del consumo de alrededor del 5 por ciento.

          El calor también podría servir para calentar el aceite del motor, el de la transmisión o la propia calefacción. Parece contradictorio, pero los gases de escape salen calientes casi desde el principio, mientras los sistemas de refrigeración y lubricación tardan unos minutos en coger temperatura.

          Otra posibilidad sería integrarlo en el catalizador para, mediante el efecto contrario (Efecto Peltier) obtener calor de la electricidad y calentarlo durante los primeros instantes de funcionamiento. En cuanto consiga su temperatura de funcionamiento, el proceso se revertiría para obtener electricidad.

          El TEG no es el único sistema que plantea BMW. También investiga en el llamado Turbo-Steamer, que aprovecha el calor para producir vapor y transmitir energía mecánica al cigüeñal. ¡Una máquina de vapor dentro del motor de un BMW! Más de uno ya se estará rasgando las vestiduras.

          Las pruebas han demostrado que incluso con el motor a media carga, el agua alcanza temperaturas cercanas a los 550º centígrados. Calculan poder recuperar casi el 80% del calor que se pierde por el escape. La disminución del consumo rondaría el 15%.

          ¿Cuanto tardaremos en ver estos elementos en coches de serie? Y junto al calor de los gases de escape, ¿que tal aprovechar también el calor que recibe el coche proveniente del sol?

          De todos modos, me sigue molando más el BMW Hydrogen 7.