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          Bilfender: protectores de carrocería de quita y pon

          Bilfender: protectores de carrocería de quita y pon

          bilfender

          Cualquier conductor ha tenido la expereiencia: dejas el coche aparcado en batería y cuando vuelves te encuentras con que el vecino ha abierto las puerta de su coche sin ningún miramiento y ha dejado su marca en la carrocería de tu preciado coche.

          Frente a la solución de pegar unos protectores poco estéticos, la empresa sueca bilfender ofrece esta curiosa solución de quita y pon.

          bilfender2

          Inspirada en los amortiguadores de golpes que emplean los barcos para no sufrir daños contra los muelles, consta de una cuerda cuyos extremos se fijan en el paso de ruedas delantero y en el maletero con varios elementos de goma que harán las veces de protectores.

          Una solución barata (alrededor de 50 €uros) e ingeniosa, que por desgracia dispone al dueño del coche a un disgusto aún mayor: volver al coche y encontrarse que la carrocería efectivamente no tiene arañazos, pero que el bilfender ha desaparecido por obra y gracia de algún gilipollas de esos que llevan navaja.

          Vía: autobild

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          Pintura anti-llaves y autolimpiable

          Pintura anti-llaves y autolimpiable

          Ventana externa

          La empresa Nanovere, especializada en nanotecnología, ha desarrollado unos lacados para pinturas (Zyvere Nanocoatings) que tienen unas características muy interesantes, sobre todo si metes tu coche en la ciudad.

          Estos lacados sirven para proteger la pintura del coche contra cualquier tipo de agresión, como puede ser gravilla o “alegres decoraciones” hechas con llaves. Con ellos se aumenta en un 53% la resistencia a rallazos y un 476% la resistencia química. Además, garantizan el brillo de la pintura en un 100% durante más de cinco años.

          La otra mejora, es que el coche se convierte en casi autolimpiable, ya que el agua y la suciedad resbalan con gran facilidad, como habéis podido observar en el vídeo. El dato que aporta la empresa es que se aumenta en un 60% la facilidad de limpieza del coche, así que aún tendremos que pasar la esponja a nuestro coche.

          Enlace: World´s First Car Key Resistant and Self Cleaning Car

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          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas( segunda parte

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, segunda parte

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, segunda parte

          En la primera parte de este artículo os mostramos cómo evitar ciertas conductas dañinas para la salud mecánica de nuestros coches. Algunas de ellas estaban relacionadas con el motor y otras conductas que diariamente podríamos ignorar como perjudiciales para el coche están relacionadas con la caja de cambios o los frenos. En esta segunda parte nos centraremos en conductas relativas al mantenimiento y al uso diario del automóvil. Seguimos por el número 10.

          9) No usar el freno de mano en un automático: La gran mayoría de las cajas automáticas a la venta cuentan con una posición P, esto es “Parking”. Cumple la misma función que cuando engranamos primera o marcha atrás al aparcar en una pendiente con un coche con caja manual. Pero la posición P jamás puede suplir al freno de mano tradicional. Puede que impida moverse al coche pero si aparcamos en una pendiente, por ligera que sea y sólo engranamos P estamos sometiendo a ciertos elementos de la caja a un enorme esfuerzo innecesario, causando daños en sus componentes.

          Solución: Aparcamos, colocamos la palanca en punto muerto, tiramos del freno de mano y colocamos la palanca en la posición P. Así no causaremos ningún daño a la caja de cambios.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, segunda parte

          10) Engranar D aún moviéndonos hacia atrás: Este consejo afecta principalmente a los coches automáticos pero también desgastaría excesivamente el embrague de un coche manual. La situación se produciría al por ejemplo salir marchas atrás de una plaza de aparcamiento. Cuando aún nos desplazamos lentamente hacia atrás engranamos D y aceleramos. Esta conducta aparentemente inocente incrementa el desgasta de la caja automática enormemente.

          Solución: Antes de engranar D es necesario que el coche esté detenido, así evitaremos someter a la caja a un desgaste de meses de uso habitual en unos segundos.

          11) Lavar el motor con manguera a presión: A todos nos gusta mantener nuestro coche limpio, y el vano motor es uno de los lugares más sucios de la mayoría de coches, el agua de lluvia se mezcla con grasa y polvo formando esa pasta negra que impregna nuestras manos cada vez que tenemos que cambiar una bombilla de las luces. La tentación de darle un manguerazo con una pistola de alta presión es grande pero debemos evitarla a toda costa. La alta presión podría dañar o soltar algunos componentes, especialmente eléctricos, bastante delicados.

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          Solución: Si vamos a lavar el vano motor, debemos hacerlo a mano y con mucho cuidado. Si tenemos dudas o no sabemos hacerlo debemos acudir a un centro de mantenimiento integral del automóvil, ellos se encargarán de dejarlo todo como una patena.

          12) Ignorar los ruidos del coche: Un buen día vamos conduciendo y notamos ruidos acompasados que emanan del motor. Unos días más tarde nuestra correa de distribución se puede haber roto o nuestro turbo estar muy dañado. Otros ruidos fáciles de identificar son los chirridos provenientes del sistema de frenos. Nuestras pastillas podrían estar gastadas o peor aún, si el sonido es metálico podría estar rozando metal con metal y si necesitamos frenar de golpe puede que el coche no responda como debiera, pudiendo acabar la broma en un golpe.

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          Solución: Escucha a tu coche. Si notas ruidos que no suele emitir y no los puedes identificar acude al taller a la mayor brevedad posible, especialmente si provienen del motor. Más vale prevenir que pagar más de 1.000€ en reparaciones o perder en seguridad.

          13) Descuidar pintura o interior: La pintura de un coche es delicada, si dejamos demasiado tiempo el coche al sol se puede decolorar y si no limpiamos a tiempo, los excrementos de pájaros podrían corroer la pintura debido a su composición. Los mosquitos pegados a los paragolpes y capó también pueden ser corrosivos. Un incorrecto mantenimiento y aspirado frecuente del habitáculo podría derivar en olores y manchas muy difíciles de quitar, resultando en una sensación nada agradable al subirnos al coche.

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          Solución: Si hemos hecho un viaje en el que hayamos dejado el frontal lleno de mosquitos e insectos o nos ha caído encima el excremento de un pájaro debemos limpiarlos con la mayor brevedad posible, especialmente los excrementos. Para el habitáculo lo mejor es un aspirado frecuente, cada dos o tres semanas aproximadamente y no aplazar la limpieza de manchas. Si notamos que sigue oliendo mal sería conveniente revisar los filtros del habitáculo y el compresor del AC.

          14) Conducir con el embrague rozando: Esta conducta errónea consiste en conducir con el pie posado sobre el embrague, sin pisarlo y sin que el motor pierda su tracción, peroejerciendo una pequeña presión que lo acaba desgastando prematuramente. A veces es difícil darse cuenta de este error, pues en ciudad se tiende a cambiar mucho de marchas por lo que a veces dejamos el pie sobre el pedal inconscientemente.

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          Solución: Apoyar el pie en el reposapies a la izquierda del embrague cuando no sea estrictamente necesario que lo pisemos, esto es para cambiar de marcha o ante una frenada de emergencia.

          15) La “mecedora” en semáforos y cuestas: Creo no haber sido el único en ver como algunos conductores al llegar a un semáforo en cuesta y tras ver que el semáforo para lo peatones empieza a parpadear empiezan a moverse hacia atrás y hacia delante con el embrague rozando. A veces ni siquiera hace falta que el semáforo para peatones vaya a ponerse en rojo. Esta conducta lo único que consigue es un elevado desgaste del embrague y un elevado consumo de combustible, disparado cuando rozamos el embrague.

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          Solución: Cuando estemos en un semáforo, nos detenemos por completo e iniciaremos la marcha cuando se ponga verde para los vehículos. Tan sencillo como eso.

          16) Desplazamientos cortos: Muchas veces cogemos el coche para hacer desplazamientos muy cortos por ciudad. Ya he mencionado los peligros de arrancar el coche con el motor frío y practicar una conducción brusca y/o agresiva antes de que el motor alcance su temperatura óptima. En ciudad la conducción brusca es bastante habitual y si llegamos a nuestro destino antes de que el motor se caliente lo suficiente estaremos consumiendo mucho más combustible de la cuenta y además la fricción podría dañar el motor a largo plazo.

          Solución: Evitar desplazamientos cortos en los que no se caliente el motor lo suficiente y si son imprescindibles adelantar los cambios de aceite y plazos de mantenimiento.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, segunda parte

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          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas( primera parte

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Por Sergio el 16 de Noviembre, 2008— 11 comentarios »

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          La salud mecánica de nuestro coche es algo vital para nuestra seguridad y para nuestro bolsillo. Ciertas conductas y rutinas diarias erróneas van dañando poco a poco la mecánica de nuestro coche sin que nos demos cuenta. Es frecuente olvidarnos de un cambio de aceite o arrancar bruscamente en frío. Cuando el coche se queja, normalmente es demasiado tarde y las facturas del taller pueden llegar a las cuatro cifras con facilidad.

          Este artículo nace con la intención de recopilar algunas de esas conductas, con suexplicación de por qué daña la mecánica de nuestro coche y qué podría pasar si seguimos llevándolas a cabo. Algunas son obvias, como por ejemplo vigilar la presión de los neumáticos, pero otras no lo son tanto. Algunos consejos valdrán para todos los coches en general, otros, sólo para motores diésel o gasolina y otros para cambios manuales o automáticos. Sigue leyendo tras el salto.

          1) No vigilar la presión y desgaste de los neumáticos. Ya os hemos comentado en varias ocasiones los peligros de cirular con una presión inadecuada de los neumáticos. Desde un pinchazo o un reventón en el momento menos oportuno hasta pérdidas totales del control del vehículo. Es lo que puede ocurrir si descuidamos nuestros neumáticos, con un evidente peligro para nuestra integridad física y un elevado coste para nuestro bolsillo. Si notas que una rueda en particular está desinflada ponle remedio a la situación o todos los neumáticos se gastarán de manera desigual.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          En cuanto al desgaste de la banda de rodadura, podemos olvidarnos de vigilarlo y encontrarnos con desagradables pérdidas de adherencia, mayor distancia de frenado y problemas de aquaplaning con las primeras gotas de agua. Recordad, el desgaste máximo permitido por ley es una profundidad de 1.6 mm en los surcos de la rueda, y aún así ya estamos en niveles peligrosos de desgaste.

          Solución: Revisar periódicamente la presión y desgaste de los neumáticos. En cuanto al desgaste, deberíamos empezar a pensar en unos nuevos neumáticos cuando el borde exterior de una moneda de 1€ sea visible al introducirla en uno de los surcos del neumático.

          2) Aplazar los cambios de aceite. El aceite es el lubricante del motor, y necesita estar en buenas condiciones para que se reduzca la gran fricción existente entre las partes móviles.Si aplazamos el cambio de aceite más de 7.000 km pueden ocurrir problemas graves: por una parte, podría degradarse y no lubricar correctamente, ello provocaría un incremento de la fricción en el motor, lo que conduciría a un mayor desgaste mecánico y un mayor consumo de combustible.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Por otra parte, podría consumirse la mayoría del aceite por el excesivo kilometraje, con los mismos efectos que la degradación sobre el propulsor. Si vamos dejando para la semana que viene los cambios de aceite durante muchos kilómetros nos exponemos a daños graves al motor y un posible gripaje del mismo. Si alguna vez llega a saltar un aviso en el cuadro de instrumentos por agotarse el aceite no esperes buenas noticias en el taller.

          Solución: revisar el nivel del aceite con cierta regularidad (en frío, el nivel de la varilla debe estar entre las dos muescas), aún respetando los plazos de mantenimiento nuestro coche podría consumir más aceite de la deseada. Respetar estrictamente el kilometraje de cambio de aceite.

          3) Conducción deportiva y altas revoluciones con el motor frío. Al arrancar el motor en frío, éste necesita un tiempo para lubricarse bien y alcanzar su temperatura óptima de funcionamiento, unos 80ºC. Si lo sometemos a bruscos acelerones o subimos sus revoluciones hasta la zona roja en frío, tendremos motor para cuatro días, ya que al no haberse lubricado en condiciones, de nuevo aumenta la fricción y el desgaste mecánico.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Solución: Cuando arranquemos en frío debemos ser suaves con el acelerador y esperar a que el propulsor este caliente para realizar una conducción deportiva. Alargaremos la vida del propulsor y ahorraremos combustible: en frío el motor puede consumir el doble de combustible que en caliente.

          4) Mala conducción en motores turbo. Los turbocompresores se lubrican y refrigeran mediante aceite. Si arrancamos nuestro motor turbo y empezamos a conducir inmediatamente después el turbo debe entrar en funcionamiento sin lubricarse convenientemente. La pequeña turbina puede girar hasta a 100.000 rpm y el calor generado por la excesiva fricción puede ser suficiente como para deformar poco a poco las aspas del turbo, finalmente desembocando en una avería grave cuya factura suele ascender a 4 cifras.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Es posible otra situación de resultados similares. Tras un largo rato conduciendo a alta velocidad por una autopista, y por tanto con el turbo soplando a plena potencia, paramos a repostar. Si apagamos el motor nada más detenernos exponemos a la turbina a daños por calor. Estuvo girando a mucha velocidad durante un tiempo prolongado, con una alta temperatura, pero ya que estaba bien lubricada no había problemas. Si de repente detenemos su funcionamiento en seco ese calor no se disipa correctamente, además, detenemos la lubricación. Los daños a largo plazo son patentes.

          Solución: Nada más arrancar el motor en frío déjalo al ralentí al menos un minuto. Cuando llegues a tu destino, ya hayas circulado por autopista o por ciudad, deja reposar el motor al ralentí durante otro minuto antes de quitar el contacto. El turbo girará despacio y se refrigerará correctamente.

          5) Bordillazos. Nos puede pasar a todos, calculamos mal la distancia a la acera y golpeamos violentamente la rueda contra el bordillo en una esquina. También puede ser que dejemos el coche ligeramente subido a la acera al aparcar o que solamos subir y bajar bordillos con frecuencia por el motivo que sea. El denominador común de estos casos es ladeformación paulatina de los flancos del neumático, lo que lleva a la posibilidad de fugas de aire, reventones o de incluso un dellantado en casos extremos.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Solución: Evitar dichas conductas, pero si es necesario que subamos a un bordillo, nunca dejar la rueda subida a medias y abordar el obstáculo lateralmente y a muy poca velocidad. Si has tenido varios bordillazos revisa la presión de los neumáticos con más frecuencia y si ves el neumático deformado, cámbialo.

          6) Cambiar de marchas bruscamente. Las cajas de cambio manuales modernas están sincronizadas, y por tanto no es necesario hacer un doble embrague para cambiar de marchas, pero aún así necesitan un mínimo de tiempo para sincronizarse. En pruebas de aceleración es habitual cambiar muy bruscamente de marchas, pero ello implica un desgaste excesivo de los piñones y los sincronizadores. No es necesario tratar la palanca de cambios con violencia, ni siquiera en conducción deportiva.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Solución: Cambiar de marchas con suavidad, cuanto mayor sea el coche y mayor par soporte la caja de cambios más suaves debemos ser.

          7) Arrancar un motor diésel incorrectamente. Los motores diésel, tanto atmosféricos como turbo están equipados con calentadores. Son unas resistencias que precalientan el motor antes de que lo arranquemos, con el objeto de que la combustión homogénea del combustible sea homogénea a bajas temperaturas y podamos encender el motor con normalidad. Evitan la explusión excesiva de humos en este primer momento y protegen a la mecánica de esfuerzos innecesarios.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Es común que algunas personas giren la llave de arranque por completo, sin esperar a que se apague el testigo de precalentamiento. Ello puede ser causa del desconocimiento o bien porque estaban acostumbrados a conducir un coche con motor de gasolina, donde no existen calentadores y se arranca directamente el motor.

          Solución: Esperar a que el testigo luminoso de los calentadores (una espiral) se apague. Entonces giramos la llave a la posición III para arrancar el motor. Un síntoma de calentadores gastados es la expulsión de excesivo humo negro al arrancar, así como la combustión de aceite, humo blanco, en los primeros momentos tras el encendido.

          8) Frenar de manera prolongada en pendientes descendentes. Cuando afrontamos la bajada de pendientes muy prolongadas, como por ejemplo puertos de montaña, es habitual ver como mucha gente frena de manera prolongada. Lo único que conseguimos de esa manera es un desgaste alto de las pastillas de freno y un sobrecalientamiento o fading, que reduce la potencia de frenado. Consecuencia: cuando realmente necesitamos frenar puede que el sistema no responda como queremos que lo haga.

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, primera parte

          Solución: Usar el freno motor en la medida de lo posible, no gastaremos combustible y evitamos el desgaste de los frenos. Cuando tengamos que frenar debemos alternar el freno motor y la aplicación del pedal. También es conveniente estudiar la morfología de la carretera, por ejemplo si hay una pequeña pendiente ascendente es mejor no frenar y dejar que la inercia lo haga.

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          Neumáticos en perfecto estado, garantía de seguridad

          Neumáticos en perfecto estado, garantía de seguridad

          Una conducción segura exige circular con las cuatro ruedas en buen estado, de acuerdo al clima, el tipo de conducción y las características del vehículo

          • 14 de noviembre de 2008

          Neumáticos desatendidos

          - Imagen: Jay Simmons -

          Ni la estética de un coche, ni su acabado ni la tapicería salvan vidas. Los neumáticos sí, aunque luzcan menos. A pesar de su esencial papel, los neumáticos no sólo están muy lejos de ser un elemento que influye decisivamente en la adquisición de un vehículo sino incluso de ser principal destinatario de la atención prestada a su mantenimiento: un rayón en la carrocería hace que muchos conductores se dirijan al taller con urgencia para subsanar tan leve daño, pero ante el desgaste del dibujo de los neumáticos no se acude con la misma celeridad para efectuar el imprescindible cambio de cubiertas. Sucios y sin glamour, los neumáticos son la parte más importante de la seguridad activa y, con frecuencia, una de las más olvidadas. Por ello, desde la Dirección General de Tráfico (DGT) insisten en alertar de lo peligroso que es desatender el estado de una de las partes esenciales del turismo, ya por dejadez ya por un falso concepto de ahorro.

          Las estadísticas corroboran el motivo de esa preocupación: uno de cada seis vehículos que circula por las carreteras españolas rueda con un neumático que debe cambiarse debido a su insuficiente capacidad de adherencia; una tercera parte de los coches calza ruedas traseras en peor estado que las delanteras, con el riesgo que ello supone; el 73% de los neumáticos circula con una presión inferior a la recomendada, y la mitad de los coches se mueve con neumáticos a una presión tan baja que puede sufrir un serio percance por esa cuestión en cualquier momento. El riesgo de sufrir un accidente por el mal estado de los neumáticos se agrava justo en esta época, con las lluvias y el frío. Pero de los neumáticos no sólo depende la seguridad, también influyen en el confort de marcha y en el consumo de carburante. De ahí la importancia de mantenerlos siempre enbuen estado.

          El mejor momento para cambiar los neumáticos

          Aunque la medida a la que hay que atender para sustituir los neumáticos en un vehículo viene marcada por ley, los expertos recomiendan no esperar a llegar a ese límite legal, un dibujo de al menos 1,6 milímetros, para hacerlo. Un consejo que cae en saco roto con frecuencia, ya que el 4% de los neumáticos rueda con éste por debajo de este límite. El 36% muestra una profundidad menor a 3,5 milímetros, medida recomendada por algunos fabricantes que aconsejan sustituir los neumáticos a partir de esta cifra por la pérdida de adherencia que supone conducir con un dibujo de menor relieve. Por otra parte, según la asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA), aunque la banda rodante cumpla la normativa, otros factores como la deformación o los cortes también pueden afectar a la seguridad. Por tanto, la rueda hay que cambiarla siempre que sufra alguna anomalía. Se recomienda, además, acudir al taller mecánico cuando un automóvil haya permanecido un largo periodo de tiempo sin usar: dejar el coche parado un año desgasta más las ruedas que conducirlo durante varios miles de kilómetros. A menudo, el deterioro está oculto, pero un indicador de que la rueda sufre un problema es que el coche vibre o tire hacia un lado. Puesto que los neumáticos representan los únicos puntos de unión entre el vehículo y el suelo, sobre ellos descansa todo el peso y son los responsables del comportamiento dinámico del vehículo.

          Dejar el coche parado un año desgasta más las ruedas que conducirlo durante varios miles de kilómetros

          Los neumáticos disponen de unos testigos de desgaste situados en el fondo, de manera que cuando pueden verse a ras de superficie, el dibujo de la rueda ya ha llegado a su profundidad mínima legal, por lo que la seguridad del conductor peligra y, además, estará cometiendo una infracción si no los cambia. Si se sobrepasa este límite, la distancia de frenado aumentará y se multiplicará el riesgo de "aquaplaning" (patinazo del coche debido a que la rueda no evacua bien el agua) cuando se circula sobre firmes mojados, situación de gran peligro en cualquier momento de la marcha.

          La presión de inflado se debe comprobar de manera regular, como mínimo una vez al mes, para conseguir un correcto anclaje de la cubierta y la llanta, favorecer la estabilidad lateral, demostrar un buen agarre al pavimento y máxima duración de la banda de rodadura, así como una absorción adecuada de las pequeñas irregularidades del terreno.

          Tipo de conducción y presupuesto

          Los neumáticos afectan en gran medida a la marcha por sus propias características y por las condiciones del vehículo, pero también por la forma de conducir. Por esta razón, en el momento de sustituirlos por otros, hay que considerar el tipo de conducción que practica cada uno, el estado del coche, la zona por la que se circula o las carreteras que se utilizan con más frecuencia, así como el presupuesto del que se dispone. No es lo mismo conducir a diario por el norte, que por el sur, como tampoco lo es viajar por autopista que por una carretera de montaña. Por término general y con un uso normal, el cambio se suele realizar cada dos años o cada 40.000 kilómetros.

          Respecto al precio, se pueden encontrar modelos con óptimas prestaciones desde 60 euros por rueda. A partir de ahí, la gama es muy amplia y depende de las pulgadas de la llanta, de la anchura y marca del neumático y del modelo del coche; no es lo mismo cambiarle la rueda a un utilitario (65 euros de media) que a un todoterreno ( a partir de 100 euros). Una vez en el taller el precio por la instalación de los neumáticos, su montaje yequilibrado varía mucho en función del establecimiento elegido, hasta el punto de que la diferencia de un establecimiento a otro por cambiar las cuatro ruedas puede superar los 150 euros.

          Por término general y con un uso normal, el cambio se suele realizar cada dos años o cada 40.000 kilómetros

          En el caso de que el montante a pagar supere las posibilidades de nuestro bolsillo, cabe la posibilidad de cambiar dos ruedas, en lugar de las cuatro. En estos casos, conviene montar los neumáticos nuevos en el eje trasero. El objetivo es asegurar un mayor control del vehículo en situaciones difíciles (frenada de emergencia o curva cerrada), ya que el eje delantero se controla con el volante, aunque la adherencia sea más débil.

          MEDIR LA PRESIÓN, TRÁMITE SENCILLO PERO DETERMINANTE

          • Comprobar la presión de los neumáticos es fácil y gratuito, y se puede hacer en cualquier gasolinera.
          • Hay que medir la presión con los neumáticos en frío (está frío cuando el vehículo lleva estacionado una hora o no ha recorrido más de tres kilómetros a baja velocidad). De lo contrario, se debe calcular que el manómetro marcará una presión hasta 0,3 bares superior a la real.
          • Los manómetros de las gasolineras registran un margen de error debido a las inclemencias del tiempo y de los golpes. En caso de duda, hay que igualar las presiones de un mismo eje, un poco al alza.
          • Recordar que hay una presión para rodar por carretera y otra para autopista, que varía según la carga. Las bajas presiones, en ocasiones, causan reventones.
          • Evitar las frenadas fuertes porque una zona del neumático se puede desgastar más que las demás. Además de producir vibraciones, puede desestabilizar frenadas posteriores y modificar el comportamiento del vehículo en las curvas.
          • No es conveniente subir las ruedas a los bordillos, ya que el neumático se puede pellizcar, aunque sea de forma inapreciable. Si no queda más remedio, se debe hacer a baja velocidad.

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          La mejor elección

          - Imagen: Rodolfo Clix -

          El mejor neumático es el que combina un mayor número de prestaciones con una larga vida útil, y todo ello a buen precio. Algunos se caracterizan por un comportamiento excelente en piso mojado pero su longevidad resulta decepcionante, y viceversa. Entonces, ¿cómo se puede acertar y escoger el que mejor se adapte a las necesidades de cada conductor? El tipo de neumático que equipa de origen cada coche ha sido elegido por el fabricante para optimizar las prestaciones del vehículo. Por tanto, en condiciones normales, se recomienda mantener el mismo modelo. Ahora bien, siempre se puede cambiar de neumáticos en función del tipo de conducción, de las condiciones climáticas, del estado de las carreteras y de los recorridos.

          El tamaño influye en el comportamiento del vehículo: el montaje de unas ruedas de mayor diámetro contribuye a que reduzca su potencia y se aumente la velocidad. Por el contrario, si se disminuye el diámetro se aumenta la potencia y la velocidad es menor. En ambos casos, quedan afectadas también la dirección y la suspensión. Por otro lado, la variación del ancho de un neumático hace que la respuesta de un coche sea diferente y que, a mayor anchura, proporcione mayor estabilidad y agarre, aunque se producen otros efectos negativos: pérdida de potencia y velocidad punta al aumentar los rozamientos, e incremento del consumo de combustible.

          Significado de los códigos

          Antes de pasar por caja con un neumático nuevo en un establecimiento comercial conviene conocer el significado de los códigos que lucen los neumáticos en sus flancos. Tomemos como ejemplo esta medida: 195/65 R 15 H

          • 195: Ancho del neumático, en milímetros.
          • 65: Relación altura/ancho de sección o perfil.
          • R: Tipo de estructura del neumático. R significa radial.
          • 15: Diámetro interior, expresado en pulgadas.
          • H: Código de velocidad. Q= 160 km/h; R=170 km/h; S=180 km/h; T=190 km/h; H=210 km/h; VR=más de 210 km/h; V=240 km/h; W=270 km/h; Y=300 km/h; ZR= más de 240 km/h.

          Si el conductor está interesado en cambiar los neumáticos que calza de serie su automóvil por otros tiene que tener en cuenta, además, su ficha técnica, que indica la medida homologada para el vehículo y un par de medidas más que se consideran equivalentes. Tomar esta decisión no supone mayor problema, siempre que las medidas de la rueda escogida sean equivalentes a las de la ficha técnica del automóvil. Si lo son, no es necesario pasar la ITV para homologar el nuevo neumático.

          Se puede cambiar de neumáticos en función del tipo de conducción, las condiciones climáticas, el estado de las carreteras y los recorridos

          Pero, ¿cómo asegurarse de que las medidas son equivalentes? Su diámetro no puede variar más de un 2% de la medida original, siempre que el ancho no sea inferior al original. Sí es necesaria la homologación, en cambio, cuando a pesar de que la medida del neumático no supere ese margen del 2%, las llantas hagan aumentar el ancho de vías del vehículo. Homologar el neumático es un proceso sencillo: se necesita un proyecto técnico y un certificado de ejecución de la reforma, así como un dictamen de un laboratorio reconocido, y el certificado del taller que realice el cambio. Aquellos que prefieran ahorrarse trámites y disfrutar de una mayor comodidad pueden contratar empresas especializadas en tramitar todas las gestiones necesarias.

          Tipos de gomas

          En el mercado actual se pueden adquirir tres tipos de neumáticos:

          Neumáticos de invierno 
          Se caracterizan sobre todo por la profundidad del dibujo, de más de cinco milímetros. De esta manera se mejora el agarre en suelo mojado, con hielo o nieve. El dibujo más hondo provoca que el hielo, la nieve o el agua atraviesen las hendiduras, manteniendo el contacto con el suelo. Estos neumáticos se deben utilizar cuando las temperaturas bajan de siete grados centígrados. Estas ruedas se distinguen con facilidad en Europa porque en los lados se lee la leyenda M+S, mientras que en Estados Unidos el símbolo es Show Flake. Pero no todos son ventajas: a temperaturas superiores a siete grados estos neumáticos tienden a degradarse con rapidez debido a que el caucho utilizado en su construcción es más blando.

          Neumáticos mixtos 
          Son los más utilizados porque aúnan propiedades de las gomas de invierno y las de verano, de manera que pueden utilizarse todo el año siempre que las temperaturas no sean extremas.

          Neumáticos de verano 
          La profundidad mínima de su dibujo es de 1,6 milímetros, lo que limita su uso a los meses de verano. Fabricados en un caucho más duro que el de los neumáticos de invierno, registran una mejor adherencia y control en temperaturas altas. Dentro de la gama de neumáticos de verano, una de las principales diferencias es el tamaño, aunque los coches de gama media utilizan medidas estándar no demasiado grandes. A mayor gama de automóviles y de potencia, los neumáticos se hacen más anchos para mejorar el agarre y ofrecer mayores prestaciones en conducción deportiva. El problema de los neumáticos anchos es que en conducciones de lluvia o nieve son más proclives a perder tracción o a patinar. Por ello, en este tipo de situaciones un neumático estrecho actuará como un cuchillo que "corta" tanto la nieve como el agua.

          Aparte de esta clasificación genérica se pueden adquirir subtipos, como losneumáticos para todoterrenos, ruedas similares a las de invierno aunque con características propias. Su uso está muy limitado al campo, ya que en superficies asfaltadas se desgastan con rapidez. Además de ofrecer mayor tracción en hielo, nieve y agua, son más resistente a pinchazos y golpes.

          NEUMÁTICOS SEGUROS

          • Mirar el punto de la banda de rodadura y comprobar que su perfil alcanza al menos 1,6 milímetros. Ante el peligro de "aquaplaning", mejor que llegue a 3 milímetros.
          • No usar neumáticos antiguos. Envejecen con el paso del tiempo (no hay que utilizarlos durante más de seis años) y por el contacto con aceites, líquidos de frenos o carburantes. Examinar los flancos en busca de pequeñas grietas.
          • La vida útil de las marcas y modelos más conocidos oscila entre los 54.000 y los 72.000 kilómetros.
          • Una conducción tranquila alarga la vida de las ruedas. Si es rápida y deportiva, se degradarán con más rapidez los neumáticos.
          • Comparar las marcas y sus características. Hay fabricantes que adaptan los neumáticos al tipo de conducción, y por tanto varían su adherencia, comportamiento y duración.
          • No hay que fijarse sólo en el precio. La calidad y las dimensiones no deben pasar a un segundo plano si se desea conducir con seguridad.
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          Neumáticos en perfecto estado, garantía de seguridad

          Neumáticos en perfecto estado, garantía de seguridad

          Una conducción segura exige circular con las cuatro ruedas en buen estado, de acuerdo al clima, el tipo de conducción y las características del vehículo

          • 14 de noviembre de 2008

          Neumáticos desatendidos

          - Imagen: Jay Simmons -

          Ni la estética de un coche, ni su acabado ni la tapicería salvan vidas. Los neumáticos sí, aunque luzcan menos. A pesar de su esencial papel, los neumáticos no sólo están muy lejos de ser un elemento que influye decisivamente en la adquisición de un vehículo sino incluso de ser principal destinatario de la atención prestada a su mantenimiento: un rayón en la carrocería hace que muchos conductores se dirijan al taller con urgencia para subsanar tan leve daño, pero ante el desgaste del dibujo de los neumáticos no se acude con la misma celeridad para efectuar el imprescindible cambio de cubiertas. Sucios y sin glamour, los neumáticos son la parte más importante de la seguridad activa y, con frecuencia, una de las más olvidadas. Por ello, desde la Dirección General de Tráfico (DGT) insisten en alertar de lo peligroso que es desatender el estado de una de las partes esenciales del turismo, ya por dejadez ya por un falso concepto de ahorro.

          Las estadísticas corroboran el motivo de esa preocupación: uno de cada seis vehículos que circula por las carreteras españolas rueda con un neumático que debe cambiarse debido a su insuficiente capacidad de adherencia; una tercera parte de los coches calza ruedas traseras en peor estado que las delanteras, con el riesgo que ello supone; el 73% de los neumáticos circula con una presión inferior a la recomendada, y la mitad de los coches se mueve con neumáticos a una presión tan baja que puede sufrir un serio percance por esa cuestión en cualquier momento. El riesgo de sufrir un accidente por el mal estado de los neumáticos se agrava justo en esta época, con las lluvias y el frío. Pero de los neumáticos no sólo depende la seguridad, también influyen en el confort de marcha y en el consumo de carburante. De ahí la importancia de mantenerlos siempre enbuen estado.

          El mejor momento para cambiar los neumáticos

          Aunque la medida a la que hay que atender para sustituir los neumáticos en un vehículo viene marcada por ley, los expertos recomiendan no esperar a llegar a ese límite legal, un dibujo de al menos 1,6 milímetros, para hacerlo. Un consejo que cae en saco roto con frecuencia, ya que el 4% de los neumáticos rueda con éste por debajo de este límite. El 36% muestra una profundidad menor a 3,5 milímetros, medida recomendada por algunos fabricantes que aconsejan sustituir los neumáticos a partir de esta cifra por la pérdida de adherencia que supone conducir con un dibujo de menor relieve. Por otra parte, según la asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA), aunque la banda rodante cumpla la normativa, otros factores como la deformación o los cortes también pueden afectar a la seguridad. Por tanto, la rueda hay que cambiarla siempre que sufra alguna anomalía. Se recomienda, además, acudir al taller mecánico cuando un automóvil haya permanecido un largo periodo de tiempo sin usar: dejar el coche parado un año desgasta más las ruedas que conducirlo durante varios miles de kilómetros. A menudo, el deterioro está oculto, pero un indicador de que la rueda sufre un problema es que el coche vibre o tire hacia un lado. Puesto que los neumáticos representan los únicos puntos de unión entre el vehículo y el suelo, sobre ellos descansa todo el peso y son los responsables del comportamiento dinámico del vehículo.

          Dejar el coche parado un año desgasta más las ruedas que conducirlo durante varios miles de kilómetros

          Los neumáticos disponen de unos testigos de desgaste situados en el fondo, de manera que cuando pueden verse a ras de superficie, el dibujo de la rueda ya ha llegado a su profundidad mínima legal, por lo que la seguridad del conductor peligra y, además, estará cometiendo una infracción si no los cambia. Si se sobrepasa este límite, la distancia de frenado aumentará y se multiplicará el riesgo de "aquaplaning" (patinazo del coche debido a que la rueda no evacua bien el agua) cuando se circula sobre firmes mojados, situación de gran peligro en cualquier momento de la marcha.

          La presión de inflado se debe comprobar de manera regular, como mínimo una vez al mes, para conseguir un correcto anclaje de la cubierta y la llanta, favorecer la estabilidad lateral, demostrar un buen agarre al pavimento y máxima duración de la banda de rodadura, así como una absorción adecuada de las pequeñas irregularidades del terreno.

          Tipo de conducción y presupuesto

          Los neumáticos afectan en gran medida a la marcha por sus propias características y por las condiciones del vehículo, pero también por la forma de conducir. Por esta razón, en el momento de sustituirlos por otros, hay que considerar el tipo de conducción que practica cada uno, el estado del coche, la zona por la que se circula o las carreteras que se utilizan con más frecuencia, así como el presupuesto del que se dispone. No es lo mismo conducir a diario por el norte, que por el sur, como tampoco lo es viajar por autopista que por una carretera de montaña. Por término general y con un uso normal, el cambio se suele realizar cada dos años o cada 40.000 kilómetros.

          Respecto al precio, se pueden encontrar modelos con óptimas prestaciones desde 60 euros por rueda. A partir de ahí, la gama es muy amplia y depende de las pulgadas de la llanta, de la anchura y marca del neumático y del modelo del coche; no es lo mismo cambiarle la rueda a un utilitario (65 euros de media) que a un todoterreno ( a partir de 100 euros). Una vez en el taller el precio por la instalación de los neumáticos, su montaje yequilibrado varía mucho en función del establecimiento elegido, hasta el punto de que la diferencia de un establecimiento a otro por cambiar las cuatro ruedas puede superar los 150 euros.

          Por término general y con un uso normal, el cambio se suele realizar cada dos años o cada 40.000 kilómetros

          En el caso de que el montante a pagar supere las posibilidades de nuestro bolsillo, cabe la posibilidad de cambiar dos ruedas, en lugar de las cuatro. En estos casos, conviene montar los neumáticos nuevos en el eje trasero. El objetivo es asegurar un mayor control del vehículo en situaciones difíciles (frenada de emergencia o curva cerrada), ya que el eje delantero se controla con el volante, aunque la adherencia sea más débil.

          MEDIR LA PRESIÓN, TRÁMITE SENCILLO PERO DETERMINANTE

          • Comprobar la presión de los neumáticos es fácil y gratuito, y se puede hacer en cualquier gasolinera.
          • Hay que medir la presión con los neumáticos en frío (está frío cuando el vehículo lleva estacionado una hora o no ha recorrido más de tres kilómetros a baja velocidad). De lo contrario, se debe calcular que el manómetro marcará una presión hasta 0,3 bares superior a la real.
          • Los manómetros de las gasolineras registran un margen de error debido a las inclemencias del tiempo y de los golpes. En caso de duda, hay que igualar las presiones de un mismo eje, un poco al alza.
          • Recordar que hay una presión para rodar por carretera y otra para autopista, que varía según la carga. Las bajas presiones, en ocasiones, causan reventones.
          • Evitar las frenadas fuertes porque una zona del neumático se puede desgastar más que las demás. Además de producir vibraciones, puede desestabilizar frenadas posteriores y modificar el comportamiento del vehículo en las curvas.
          • No es conveniente subir las ruedas a los bordillos, ya que el neumático se puede pellizcar, aunque sea de forma inapreciable. Si no queda más remedio, se debe hacer a baja velocidad.

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          La mejor elección

          - Imagen: Rodolfo Clix -

          El mejor neumático es el que combina un mayor número de prestaciones con una larga vida útil, y todo ello a buen precio. Algunos se caracterizan por un comportamiento excelente en piso mojado pero su longevidad resulta decepcionante, y viceversa. Entonces, ¿cómo se puede acertar y escoger el que mejor se adapte a las necesidades de cada conductor? El tipo de neumático que equipa de origen cada coche ha sido elegido por el fabricante para optimizar las prestaciones del vehículo. Por tanto, en condiciones normales, se recomienda mantener el mismo modelo. Ahora bien, siempre se puede cambiar de neumáticos en función del tipo de conducción, de las condiciones climáticas, del estado de las carreteras y de los recorridos.

          El tamaño influye en el comportamiento del vehículo: el montaje de unas ruedas de mayor diámetro contribuye a que reduzca su potencia y se aumente la velocidad. Por el contrario, si se disminuye el diámetro se aumenta la potencia y la velocidad es menor. En ambos casos, quedan afectadas también la dirección y la suspensión. Por otro lado, la variación del ancho de un neumático hace que la respuesta de un coche sea diferente y que, a mayor anchura, proporcione mayor estabilidad y agarre, aunque se producen otros efectos negativos: pérdida de potencia y velocidad punta al aumentar los rozamientos, e incremento del consumo de combustible.

          Significado de los códigos

          Antes de pasar por caja con un neumático nuevo en un establecimiento comercial conviene conocer el significado de los códigos que lucen los neumáticos en sus flancos. Tomemos como ejemplo esta medida: 195/65 R 15 H

          • 195: Ancho del neumático, en milímetros.
          • 65: Relación altura/ancho de sección o perfil.
          • R: Tipo de estructura del neumático. R significa radial.
          • 15: Diámetro interior, expresado en pulgadas.
          • H: Código de velocidad. Q= 160 km/h; R=170 km/h; S=180 km/h; T=190 km/h; H=210 km/h; VR=más de 210 km/h; V=240 km/h; W=270 km/h; Y=300 km/h; ZR= más de 240 km/h.

          Si el conductor está interesado en cambiar los neumáticos que calza de serie su automóvil por otros tiene que tener en cuenta, además, su ficha técnica, que indica la medida homologada para el vehículo y un par de medidas más que se consideran equivalentes. Tomar esta decisión no supone mayor problema, siempre que las medidas de la rueda escogida sean equivalentes a las de la ficha técnica del automóvil. Si lo son, no es necesario pasar la ITV para homologar el nuevo neumático.

          Se puede cambiar de neumáticos en función del tipo de conducción, las condiciones climáticas, el estado de las carreteras y los recorridos

          Pero, ¿cómo asegurarse de que las medidas son equivalentes? Su diámetro no puede variar más de un 2% de la medida original, siempre que el ancho no sea inferior al original. Sí es necesaria la homologación, en cambio, cuando a pesar de que la medida del neumático no supere ese margen del 2%, las llantas hagan aumentar el ancho de vías del vehículo. Homologar el neumático es un proceso sencillo: se necesita un proyecto técnico y un certificado de ejecución de la reforma, así como un dictamen de un laboratorio reconocido, y el certificado del taller que realice el cambio. Aquellos que prefieran ahorrarse trámites y disfrutar de una mayor comodidad pueden contratar empresas especializadas en tramitar todas las gestiones necesarias.

          Tipos de gomas

          En el mercado actual se pueden adquirir tres tipos de neumáticos:

          Neumáticos de invierno 
          Se caracterizan sobre todo por la profundidad del dibujo, de más de cinco milímetros. De esta manera se mejora el agarre en suelo mojado, con hielo o nieve. El dibujo más hondo provoca que el hielo, la nieve o el agua atraviesen las hendiduras, manteniendo el contacto con el suelo. Estos neumáticos se deben utilizar cuando las temperaturas bajan de siete grados centígrados. Estas ruedas se distinguen con facilidad en Europa porque en los lados se lee la leyenda M+S, mientras que en Estados Unidos el símbolo es Show Flake. Pero no todos son ventajas: a temperaturas superiores a siete grados estos neumáticos tienden a degradarse con rapidez debido a que el caucho utilizado en su construcción es más blando.

          Neumáticos mixtos 
          Son los más utilizados porque aúnan propiedades de las gomas de invierno y las de verano, de manera que pueden utilizarse todo el año siempre que las temperaturas no sean extremas.

          Neumáticos de verano 
          La profundidad mínima de su dibujo es de 1,6 milímetros, lo que limita su uso a los meses de verano. Fabricados en un caucho más duro que el de los neumáticos de invierno, registran una mejor adherencia y control en temperaturas altas. Dentro de la gama de neumáticos de verano, una de las principales diferencias es el tamaño, aunque los coches de gama media utilizan medidas estándar no demasiado grandes. A mayor gama de automóviles y de potencia, los neumáticos se hacen más anchos para mejorar el agarre y ofrecer mayores prestaciones en conducción deportiva. El problema de los neumáticos anchos es que en conducciones de lluvia o nieve son más proclives a perder tracción o a patinar. Por ello, en este tipo de situaciones un neumático estrecho actuará como un cuchillo que "corta" tanto la nieve como el agua.

          Aparte de esta clasificación genérica se pueden adquirir subtipos, como losneumáticos para todoterrenos, ruedas similares a las de invierno aunque con características propias. Su uso está muy limitado al campo, ya que en superficies asfaltadas se desgastan con rapidez. Además de ofrecer mayor tracción en hielo, nieve y agua, son más resistente a pinchazos y golpes.

          NEUMÁTICOS SEGUROS

          • Mirar el punto de la banda de rodadura y comprobar que su perfil alcanza al menos 1,6 milímetros. Ante el peligro de "aquaplaning", mejor que llegue a 3 milímetros.
          • No usar neumáticos antiguos. Envejecen con el paso del tiempo (no hay que utilizarlos durante más de seis años) y por el contacto con aceites, líquidos de frenos o carburantes. Examinar los flancos en busca de pequeñas grietas.
          • La vida útil de las marcas y modelos más conocidos oscila entre los 54.000 y los 72.000 kilómetros.
          • Una conducción tranquila alarga la vida de las ruedas. Si es rápida y deportiva, se degradarán con más rapidez los neumáticos.
          • Comparar las marcas y sus características. Hay fabricantes que adaptan los neumáticos al tipo de conducción, y por tanto varían su adherencia, comportamiento y duración.
          • No hay que fijarse sólo en el precio. La calidad y las dimensiones no deben pasar a un segundo plano si se desea conducir con seguridad.
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          y2a -Desarrollan un lubricante de cristal líquido que reemplazará al aceite

          Desarrollan un lubricante de cristal líquido que reemplazará al aceite

          Una organización de investigación en Alemania, Fraunhofer-Gesellschaft (FG), ha llevado a cabo con éxito los primeros experimentos de uso de lubricante de cristal líquido aplicado a lubricar motores o rodamientos automotrices e industriales.

          El lubricante está basado en el gel integrado en las pantallas de LCD y se dice que reduce la fricción a cero casi cero. A través de la máquina simuladora construida para las pruebas se comprobó que el torque necesario para accionarla a RPM contantes, resultó mayor con aceites lubricantes comunes (del que se usaron viscosidades diferentes) que con el gel de cristal líquido.

          Se dice que tendremos estos lubricantes perfeccionados para el uso en motores y disponibles en un plazo de tres a cinco años. Mientras tanto, si estas investigaciones avanzan lo suficiente serán un nuevo golpe asestado a las petroleras en el sector de lubricantes.

          Enlace: TG Daily

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          Consecuencias de una baja presión en los neumáticos, vídeo

          Consecuencias de una baja presión en los neumáticos, vídeo

          Consecuencias de una baja presión en los neumáticos, vídeo

          Hace tiempo ya os hablábamos de los peligros de circular con una presión inadecuada en los neumáticos: más contaminación, desgaste anormal de los neumáticos y una acuciante falta de seguridad. Hoy nos centraremos en los peligros de circular con una presión en los neumáticos inferior a la recomendada por el fabricante. Nuestros compañeros deCircula Seguro nos explican detenidamente los riesgos y nos obsequian con un vídeo que disipa cualquier duda.

          Uno de los problemas que aparece con una presión de inflado inferior a la normal es la mayor resistencia del neumático al rozamiento con el asfalto. Al aumentar su superficie de contacto con el suelo aumenta significativamente el consumo de combustible de nuestro coche y se desgasta de manera irregular, acortando la vida útil de la goma en muchos miles de kilómetros. Ese mismo rozamiento excesivo termina por provocar situaciones de peligro en forma de potenciales reventones.

          Consecuencias de una baja presión en los neumáticos, vídeo

          La dinámica de nuestro vehículo también se ve seriamente afectada. Si tenemos los neumáticos del tren delantero muy desinflados el coche tenderá a subvirar en cualquier situación, si es el tren trasero el que tiene los neumáticos con poca presión el coche tenderá a irse de atrás, es decir, sobrevirará. Ambas situaciones son muy peligrosas y tienen una explicación común, con una baja presión las gomas son poco resistentes a la deformación: las propias inercias del coche causan estos efectos no deseados sobre su comportamiento.

          Bajo fuertes apoyos, o en una situación en la que nos veamos forzados a efectuar una esquiva violenta, el peligro de desallantamiento está muy presente. Con tan sólo un bar menos de presión sobre la recomendada por el fabricante la distancia de frenado aumenta considerablemente, mucho más sobre mojado. En contra de lo que pueda parecer, más superficie de contacto con el suelo no disminuye los metros que tarda nuestro vehículo en detenerse. El temido aquaplaning es seguro si pasamos sobre una zona encharcada con los neumáticos poco inflados.

          Por vuestra seguridad, la de los demás, por vuestro bolsillo y por el medio ambiente recordad comprobar al menos una vez al mes la presión de los neumáticos. A continuación podéis ver un vídeo en que se comparan situaciones con neumáticos bien inflados y subinflados. El conductor del Renault Scénic es un experto y hace la demostración en un circuito cerrado. Si os ha quedado alguna duda tras leer el artículo ved el vídeo, os aseguro que no os quedaréis impasibles.


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