Muelles y amortiguadores son piezas básicas por lo que mantenerlos en buen estado es fundamental para mejorar la comodidad y seguridad en la carretera
Los conductores españoles no prestan demasiada atención al estado de las suspensiones de sus vehículos. Al menos, el Real Club de Automovilistas Españoles (RACE) no alberga la menor duda, ya que según un reciente estudio elaborado por esta asociación el 10% de los rechazos en las ITV son consecuencia del mal estado de esta pieza fundamental en el comportamiento del automóvil. Estos datos complementan otros proporcionados por el Gabinete de Estudios para la Seguridad del Automóvil de los Fabricantes de Amortiguadores (GESAFA), que afirman que las ITV son incapaces de detectar bien el riesgo de unos amortiguadores desgastados. El representante de las ITV, Luis Rivas, de AECA-ITV, se defiende afirmando que los bancos de suspensión que hay en el mercado y los que tienen muchas ITV, ?sólo arrojan resultados indicativos sobre el desgaste de unos amortiguadores, y la Administración no establece unos parámetros claros de cuál ha de ser el límite de desgaste?. Todo este galimatías y desconocimiento general respecto a las suspensiones se refleja en una encuesta llevada a cabo en junio de 2003 por GESAFA. De ella se desprende una reveladora conclusión: el 92% de los conductores ignora la necesidad de la revisión periódica de esta pieza vital para la seguridad de los automóviles. ¿Cuántos accidentes se evitarían si las suspensiones estuvieran en buen estado?
Alerta a los 50.000 kilómetros
El hecho de llevar unos amortiguadores y unos muelles correctamente revisados mejora notablemente la comodidad y la seguridad en carretera. Si quiere comprobar que la suspensión del coche está en condiciones correctas hay que subirse al capó, en la zona de la ruedas izquierda o derecha, y bajar de golpe. Si el capó vuelve a su posición lentamente, el amortiguador todavía funciona bien; por el contrario, si lo hace rápidamente, puede haber problemas. Aunque tras esta revisión ?artesanal?, lo mejor en caso de duda es llevarlos a un taller y efectuar una revisión.
¿Pero cuándo debe revisarse la suspensión? ¿Cuándo debe cambiarse? ¿Cuánto costará? Los expertos aconsejan revisar las suspensiones cada 20.000 kilómetros, y suele estar establecido que los amortiguadores se sustituyan cada 50.000 kilómetros, aunque esta distancia dependerá en buena manera del tipo de zona por la que se transite habitualmente y el desgaste al que se someta la amortiguación. Cuantos más baches, menor será el tiempo de vida, sobre todo si hablamos de un turismo convencional. Pero ante todo hay que estar atentos a cualquier anomalía que se pueda detectar, como fugas de aceite o de gas del amortiguador. Esa revisión ocular puede prevenir incómodas averías y asegurar que no se compromete la seguridad del conductor ni la de los acompañantes.
¿Cómo nos afecta una suspensión deficiente?
Hay que tener en cuenta que uno de los mayores peligros de la carretera es la costumbre. Cuando los amortiguadores están desgastados, el conductor puede llegar a acostumbrase al comportamiento del vehículo en ese estado, ya que el desgaste se produce de manera lenta y progresiva. Por esta razón hay que tener mucho cuidado. Una de las principales consecuencias de llevar los amortiguadores desgastados es la pérdida de estabilidad del vehículo. Se producen peligrosos balanceos que pueden hacer salir el coche de la carretera; incluso el control de estabilidad puede funcionar de forma deficiente, y sistemas como el ABS pierden eficacia debido a que el neumático puede llegar a perder el contacto con el asfalto.
Otro aspecto importante sobre el que incide el desgaste de las suspensiones es la distancia de frenado. La suspensión no sujeta bien el coche y se producen más inercias, con lo que la distancia de frenado aumenta hasta en 2,5 metros si se circula a 100 km/h. En días de lluvia también aumentan el riesgo de aquaplanning y, en calzadas irregulares, el funcionamiento incorrecto de las suspensiones provoca que los faros delanteros vibren en exceso, con la consecuente molestia para los conductores que preceden al coche en mal estado. Si ninguna de estas razones sirve para convencer de la necesidad de cambiar la suspensión, hay algo que no falla: el dinero. Unas suspensiones mal regladas provocan el desgaste prematuro de los neumáticos, lo que hace que se deban cambiar prematuramente. De hecho, su vida útil puede verse reducida hasta en un 20%.
La hora del cambio
A la hora de sustituirlo, existen numerosas marcas en el mercado que se adaptan a las necesidades de cada conductor. Los amortiguadores que más se utilizan suelen combinar confort y estabilidad. Aunque si se busca un tipo de suspensión más dura, puede optarse por una amortiguación deportiva, aunque esto afecta sobremanera a la calidad de rodadura.
También hay que tener en cuenta que no sólo deben comprarse los amortiguadores y muelles, sino que deben montarse. Se puede intentar hacerlo en casa, aunque no resulta nada fácil y hay que disponer de las herramientas adecuadas. Lo ideal es que los amortiguadores se cambien en un taller, aunque ello suponga un sobreprecio. No hay que olvidar que estos establecimientos ofrecen una garantía que cubriría en caso de posibles defectos en la pieza o el montaje, e incluso existen talleres que al cobrar la pieza regalan la instalación. Si se quiere ahorrar algo de dinero, se puede optar por comprar amortiguadores usados, aunque hay que tener cuidado ya que a veces los desguaces ofrecen piezas que no reúnen la suficiente garantía, valiéndose del vacío legal que existe en este campo.
Conoce tu suspensión
A no ser que se sea un experto en coches, es raro conocer cómo funciona un automóvil por dentro y no mucha gente sabe qué se esconde en ese recóndito lugar tras la rueda. En la estructura de un automóvil, las suspensiones son el nexo de unión entre las ruedas y el chasis del coche. Según la definición de la RAE, las suspensiones son el conjunto de las piezas y mecanismos destinados a hacer elástico el apoyo de la carrocería sobre los ejes de las ruedas. Dentro de este mecanismo existen dos piezas principales:
- Muelle. Es el elemento elástico que se interpone entre las ruedas y el bastidor a través de distintos tipos de unión. Existen cuatro tipos de muelle: el helicoidal, que es el más utilizado actualmente; la ballesta, que suele montarse en vehículos que necesitan una gran capacidad de carga y donde la comodidad es menos importante; el muelle neumático, muy utilizado en los todoterrenos para poder variar la altura libre al suelo cuando se internan en terrenos difíciles y, finalmente, la barra de torsión.
- Amortiguador. Se encarga de controlar la energía que el muelle absorbe y que luego devuelve prácticamente en la misma proporción, cuando el automóvil pasa por un bache. Reduce así las oscilaciones de la carrocería. También existen varios tipos de amortiguación: hidráulicas, hidráulicas con válvulas, de doble tubo (los más usados en los automóviles convencionales), monotubo, de frecuencia selectiva, reológico, y regulables en dureza.
Sumando estos dos elementos obtenemos los sistemas de suspensión. De forma general, podemos encontrarnos con los siguientes:
- Suspensión autonivelante. En los vehículos que están pensados para llevar grandes cargas, la altura de la suspensión puede variar debido a este peso. Para mantener la misma altura, este tipo de suspensiones tiene unos sensores que detectan la variación de la altura de la carrocería y mediante un sistema neumático vuelve a la posición normal.
- Suspensión de altura variable. Se basa en los muelles neumáticos. En lugar de una ballesta o un muelle helicoidal se pone un cilindro lleno de aire unido al eje de las ruedas y un pistón que se desplaza por su interior unido a la carrocería. Para bajar y subir la carrocería, se desinfla o se infla el cilindro y se sube o se baja el pistón. Para inflarlo o desinflarlo se utiliza un compresor que funciona por el motor del coche. Esta altura puede variarla el conductor a través de un mando situado en el salpicadero, o se puede cambiar de forma automática mediante sensores que detecten las necesidades del vehículo. Este sistema de amortiguación es de los más caros del mercado. Normalmente aparece como extra en las listas de opciones de modelos de gama alta.
- Suspensión independiente. En ella no existe unión rígida entre las ruedas del mismo eje. Es el sistema más usado en los coches actuales y el que proporciona mayor confort y estabilidad. Según el movimiento de la rueda en relación a la carrocería existen tres tipos de suspensión independiente: macpherson, paralelogramo deformable y rueda tirada.
- Eje rígido. Las ruedas del mismo eje están unidas por un elemento rígido. Su estructura es más simple y ofrece menos estabilidad y confort que las suspensiones independientes. Normalmente este tipo de suspensión se monta en el eje trasero de todoterrenos y pick-ups. Resulta muy robusto para conducción offroad y para soportar grandes cargas.