Hábitos que dañan el coche
Ciertos vicios al volante pueden reducir considerablemente los años de vida del vehículo
Muchas personas no sólo conducen mal, sino que tratan peor su automóvil.
Todos los conductores desarrollan una serie de vicios y gestos automáticos difíciles de erradicar con el paso de los años, y muchos de ellos afectan directamente a la buena salud del vehículo, lo que a la larga puede provocar accidentes, poniendo en peligro su seguridad y la de los demás. Conocerlos es el primer paso para saber cómo corregirlos.
Malas costumbres
- Cuando arranque el coche por las mañanas, y muy especialmente en invierno, no debe calentar el motor con fuertes acelerones porque el aceite y el resto de los componentes aún no han alcanzado la temperatura ideal. Estos elementos protegen menos y pueden suponer un peligroso desgaste en el motor del vehículo.
- No se apoye en la palanca de cambios. Ejercer sobre su pomo una presión constante ocasiona problemas de holgura en las arandelas y muelles de la palanca de cambio y además puede causar averías en las horquillas del selector de la caja. Lo más recomendable es manipularla sólo cuando haya que variar de marcha y cambiar suavemente.
- Evite manipular la dirección con el coche parado. Si los neumáticos son anchos o se trata de un coche pesado de dirección rápida -con pocas vueltas el volante pasa de tope a tope-, desgastará la cremallera de la dirección, con lo que la conducción sufrirá holguras, peligrosas a altas velocidades y con viento lateral. En automóviles con dirección asistida el problema es menor, aunque nunca se debe girar el volante hasta su límite. De esta forma se estará forzando el mecanismo y es fácil que se estropee.
- El embrague es uno de los elementos más castigados del automóvil. Es un mecanismo que funciona por fricción y sufre desgaste cada vez que se pisa No apoye sin necesidad el pie en el pedal. Llevar siempre el pie sobre él o mantenerlo pisado cuando el vehículo está detenido supone un sobreesfuerzo para el plato de presión que puede dañar el cojinete de empuje, lo que acorta su vida útil.
- Nunca empuje un coche automático. No lo arranque empujándolo ni circule en punto muerto, ya que lo más normal es que se estropee la caja de cambios.
Revoluciones, las justas
- Evite conducir con el motor a muchas revoluciones. Aumenta el consumo y puede provocar sobrerrégimen -pasar de vueltas al motor-, lo que implica una reparación muy costosa. Esta conducción también castiga el embrague, la transmisión y la caja de cambios.
- No abuse de la potencia a muy pocas revoluciones. Por ejemplo, subir un puerto en quinta velocidad y a menos de 2.000 revoluciones por minuto supone una relación de cambio más alta de la adecuada. Esto puede resultar más perjudicial para el motor que el exceso de revoluciones, pues hace que trabaje sin vueltas suficientes para llegar a su par máximo -la zona idónea de trabajo del motor- donde se da la mejor relación consumo-potencia. Al final causaría problemas en el cigüeñal, las bielas, los cojinetes de biela y la bancada. La solución es el buen uso de la franja útil de la potencia del motor, moviéndose en la gama próxima a su par máximo, normalmente entre 3.000 y 5.000 revoluciones por minuto.
La mejor parada
No apure los elementos de fricción de los frenos. Las pastillas, zapatas, discos y tambores se deterioran pronto. Siempre será más barato cambiar pastillas y zapatas que el conjunto de discos y tambores. Cuando se instalan elementos de fricción nuevos hay que hacer un rodaje previo porque su eficacia será menor hasta que no se asienten definitivamente todos los componentes del sistema de frenado.
Ruedas sin daño
En el estacionamiento de su vehículo, procure no golpear el bordillo con las ruedas ni forzarlas porque el pellizco desgasta las gomas. Así pierden resistencia al reventón; se deterioran los reglajes de suspensión y se desequilibran las llantas, lo que puede provocar un cambio en las cotas de dirección y desequilibrar los neumáticos, ocasionando vibraciones en el volante. También pueden resultar afectados los rodamientos, debido al daño en la dirección y en el equilibrado de los neumáticos.
Cuidado exterior y limpieza
- Sin el cuidado y la atención apropiados, incluso la mejor pintura se volverá pálida y descolorida por la acción de contaminantes industriales y del tráfico o la lluvia ácida.
- Lave a menudo su coche. El polvo decolora y raya la pintura y corroe la chapa, sobre todo en regiones húmedas.
- Evite lavarlo a mano. Todavía hay conductores que creen que el lavado a mano es especialmente beneficioso para los vehículos. Sin embargo, las cantidades relativamente pequeñas de agua usadas en el lavado manual se mezclan con la suciedad y forman una agresiva pasta abrasiva que deja una gran cantidad de arañazos minúsculos y disminuye la capa de la pintura.
- Por contraste, el autolavado de vehículos utiliza hasta 300 litros de agua, lo que garantiza que las partículas de suciedad se eliminan del vehículo con la mayor eficacia posible, evitando de esa forma el efecto abrasivo que tiene lugar durante el lavado manual.
- Procure evitar las estaciones de lavado a base de rodillos de cerdas. Son muy prácticas, pero en la mayoría de ocasiones las cerdas de plástico acaban rayando la carrocería. Es preferible elegir estaciones de lavado dotadas de chorro de agua a presión.
- Si ha circulado por carreteras nevadas en las que hayan utilizado sal deberá limpiar la carrocería cuanto antes. El agua del deshielo, la sal de la carretera y los agentes erosivos también dejan su huella con el paso del tiempo. Los lugares que habitualmente no se pueden ver como, por ejemplo, los bajos o las partes funcionales de los chasis son las más sensibles.
- En un 4x4 debe vigilar las zonas que acumulen barro para evitar que se oxiden.
- Si viaja por carreteras en obras tendrá que circular despacio y alejado del vehículo que precede, lavando el coche cuando acaba el viaje. Hay que tener en cuenta que el alquitrán es muy difícil de eliminar de la carrocería.
- Limpie los accesos a la ventilación. Preste atención a las guías de los asientos: los carriles han de estar limpios y engrasados. Revise con frecuencia las juntas de puertas y ventanillas para evitar posibles entradas de agua.
- Si es de los que suele limpiar por su cuenta el motor de su vehículo, tenga cuidado con la parte eléctrica -encendido, centralita, módulos-, ya que puede provocar averías muy molestas. Use limpiadores específicos que no atacan la goma ni los plásticos.
- No exponga el coche al sol. Se pueden dañar la pintura y la tapicería. La contracción y dilatación cuartean el salpicadero y producen desajustes.
Mantenimiento básico
- Aceite. El consumo normal es de un litro cada 3.000 kilómetros, y debe cambiarse cada seis meses. Si el nivel de aceite está por debajo del mínimo sufrirá excesos de temperatura y desgaste, y, a la larga, reducirá la vida útil del motor.
- Presión de los neumáticos. Si es alta, desgastará el interior de la banda de rodadura y si es poca, el desgaste se producirá en los extremos. La presión debe ser siempre la que recomiende el fabricante. Las grietas en las ruedas indican que, antes o después, sufriremos un reventón.
No por mucho acelerar.
- Dar acelerones no le hace ganar tiempo y tiene efectos negativos. Se consume más, se calienta en exceso el motor y los neumáticos se desgastan.
- Nunca arranque haciendo patinar las ruedas motrices. Es un gasto inútil de gasolina y de ruedas, además de que daña las transmisiones. También castiga innecesariamente el embrague, la caja de cambios y el diferencial.
- Los motores "turbo" requieren especial atención. Vigile su engrase y el nivel de aceite. No acelere con brusquedad, ni dé la máxima potencia con el motor en frío. Tras un viaje largo, déjelo un minuto al ralentí para que el circuito de aceite refrigere el eje del turbo. Si no, la parada del motor provocaría su gripaje por la deficiente lubricación y las altas temperaturas carbonizarían el aceite que engrasa su eje por no estar en circulación.