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          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas( segunda parte

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, segunda parte

          Cuida la salud de tu coche evitando ciertas conductas, segunda parte

          En la primera parte de este artículo os mostramos cómo evitar ciertas conductas dañinas para la salud mecánica de nuestros coches. Algunas de ellas estaban relacionadas con el motor y otras conductas que diariamente podríamos ignorar como perjudiciales para el coche están relacionadas con la caja de cambios o los frenos. En esta segunda parte nos centraremos en conductas relativas al mantenimiento y al uso diario del automóvil. Seguimos por el número 10.

          9) No usar el freno de mano en un automático: La gran mayoría de las cajas automáticas a la venta cuentan con una posición P, esto es “Parking”. Cumple la misma función que cuando engranamos primera o marcha atrás al aparcar en una pendiente con un coche con caja manual. Pero la posición P jamás puede suplir al freno de mano tradicional. Puede que impida moverse al coche pero si aparcamos en una pendiente, por ligera que sea y sólo engranamos P estamos sometiendo a ciertos elementos de la caja a un enorme esfuerzo innecesario, causando daños en sus componentes.

          Solución: Aparcamos, colocamos la palanca en punto muerto, tiramos del freno de mano y colocamos la palanca en la posición P. Así no causaremos ningún daño a la caja de cambios.

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          10) Engranar D aún moviéndonos hacia atrás: Este consejo afecta principalmente a los coches automáticos pero también desgastaría excesivamente el embrague de un coche manual. La situación se produciría al por ejemplo salir marchas atrás de una plaza de aparcamiento. Cuando aún nos desplazamos lentamente hacia atrás engranamos D y aceleramos. Esta conducta aparentemente inocente incrementa el desgasta de la caja automática enormemente.

          Solución: Antes de engranar D es necesario que el coche esté detenido, así evitaremos someter a la caja a un desgaste de meses de uso habitual en unos segundos.

          11) Lavar el motor con manguera a presión: A todos nos gusta mantener nuestro coche limpio, y el vano motor es uno de los lugares más sucios de la mayoría de coches, el agua de lluvia se mezcla con grasa y polvo formando esa pasta negra que impregna nuestras manos cada vez que tenemos que cambiar una bombilla de las luces. La tentación de darle un manguerazo con una pistola de alta presión es grande pero debemos evitarla a toda costa. La alta presión podría dañar o soltar algunos componentes, especialmente eléctricos, bastante delicados.

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          Solución: Si vamos a lavar el vano motor, debemos hacerlo a mano y con mucho cuidado. Si tenemos dudas o no sabemos hacerlo debemos acudir a un centro de mantenimiento integral del automóvil, ellos se encargarán de dejarlo todo como una patena.

          12) Ignorar los ruidos del coche: Un buen día vamos conduciendo y notamos ruidos acompasados que emanan del motor. Unos días más tarde nuestra correa de distribución se puede haber roto o nuestro turbo estar muy dañado. Otros ruidos fáciles de identificar son los chirridos provenientes del sistema de frenos. Nuestras pastillas podrían estar gastadas o peor aún, si el sonido es metálico podría estar rozando metal con metal y si necesitamos frenar de golpe puede que el coche no responda como debiera, pudiendo acabar la broma en un golpe.

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          Solución: Escucha a tu coche. Si notas ruidos que no suele emitir y no los puedes identificar acude al taller a la mayor brevedad posible, especialmente si provienen del motor. Más vale prevenir que pagar más de 1.000€ en reparaciones o perder en seguridad.

          13) Descuidar pintura o interior: La pintura de un coche es delicada, si dejamos demasiado tiempo el coche al sol se puede decolorar y si no limpiamos a tiempo, los excrementos de pájaros podrían corroer la pintura debido a su composición. Los mosquitos pegados a los paragolpes y capó también pueden ser corrosivos. Un incorrecto mantenimiento y aspirado frecuente del habitáculo podría derivar en olores y manchas muy difíciles de quitar, resultando en una sensación nada agradable al subirnos al coche.

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          Solución: Si hemos hecho un viaje en el que hayamos dejado el frontal lleno de mosquitos e insectos o nos ha caído encima el excremento de un pájaro debemos limpiarlos con la mayor brevedad posible, especialmente los excrementos. Para el habitáculo lo mejor es un aspirado frecuente, cada dos o tres semanas aproximadamente y no aplazar la limpieza de manchas. Si notamos que sigue oliendo mal sería conveniente revisar los filtros del habitáculo y el compresor del AC.

          14) Conducir con el embrague rozando: Esta conducta errónea consiste en conducir con el pie posado sobre el embrague, sin pisarlo y sin que el motor pierda su tracción, peroejerciendo una pequeña presión que lo acaba desgastando prematuramente. A veces es difícil darse cuenta de este error, pues en ciudad se tiende a cambiar mucho de marchas por lo que a veces dejamos el pie sobre el pedal inconscientemente.

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          Solución: Apoyar el pie en el reposapies a la izquierda del embrague cuando no sea estrictamente necesario que lo pisemos, esto es para cambiar de marcha o ante una frenada de emergencia.

          15) La “mecedora” en semáforos y cuestas: Creo no haber sido el único en ver como algunos conductores al llegar a un semáforo en cuesta y tras ver que el semáforo para lo peatones empieza a parpadear empiezan a moverse hacia atrás y hacia delante con el embrague rozando. A veces ni siquiera hace falta que el semáforo para peatones vaya a ponerse en rojo. Esta conducta lo único que consigue es un elevado desgaste del embrague y un elevado consumo de combustible, disparado cuando rozamos el embrague.

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          Solución: Cuando estemos en un semáforo, nos detenemos por completo e iniciaremos la marcha cuando se ponga verde para los vehículos. Tan sencillo como eso.

          16) Desplazamientos cortos: Muchas veces cogemos el coche para hacer desplazamientos muy cortos por ciudad. Ya he mencionado los peligros de arrancar el coche con el motor frío y practicar una conducción brusca y/o agresiva antes de que el motor alcance su temperatura óptima. En ciudad la conducción brusca es bastante habitual y si llegamos a nuestro destino antes de que el motor se caliente lo suficiente estaremos consumiendo mucho más combustible de la cuenta y además la fricción podría dañar el motor a largo plazo.

          Solución: Evitar desplazamientos cortos en los que no se caliente el motor lo suficiente y si son imprescindibles adelantar los cambios de aceite y plazos de mantenimiento.

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