Desde hace unos años, las ruedas de repuesto se han convertido en una especie en peligro de extinción. Hace unos años todos los coches equipaban de serie una rueda de repuesto a tamaño completo, si era un 4×4 en el portón del maletero y si era un turismo generalmente bajo el maletero o bajo el coche, en la zaga.
Desde hace unos pocos años, cada vez más vehículos comenzaban a sustituir la rueda de repuesto completo por una rueda de tipo “galleta”, más estrecha y menos capaz que una convencional.
Las ruedas de tipo galleta no permiten al conductor superar los 80 km/h y suponen una reducción drástica en agarre y seguridad con respecto a un neumático convencional.
Recuerdo que hace tiempo probé un SUV que llevaba neumáticos con 255 mm de sección y llanta de 18 pulgadas. Reemplazar una rueda pinchada por una galleta de 185 mm de ancho y 16 pulgadas va a alterar la dinámica. ¿Cuáles son las principales razones para el abandono de las ruedas de repuesto “de toda la vida”?
En primer lugar los costes. Una llanta más y un neumático adicional a tamaño 1:1 es bastante más caro que una rueda de galleta. Es un argumento relativamente flaco, ya que algunos fabricantes, por precios que nunca superan los 200€ ofrecen una rueda de repuesto completa, pero ya es una opción sobre el precio de compra y más dinero a desembolsar por el cliente.
Otro de los motivos es el espacio. Un cliente demanda más maletero en su coche, y una rueda de repuesto grande puede robarlo.
Comparando los maleteros de dos coches, vamos siempre al más grande, y francamente, para el marketing es mucho más sustancioso un maletero más grande que una rueda de repuesto de mayor o menor tamaño. La rueda de repuesto es aquí una víctima colateral.
Con el tiempo nos hemos ido acostumbrando a estas ruedas de menor tamaño, aunque sean en cierto modo un incordio permiten proseguir el viaje y llegar de manera cómoda a nuestro destino, donde nos haremos con un nuevo neumático.
Por mucho que critiquemos su límite de velocidad, o el hecho de que no es recomendable rodar más de 200 km con una rueda de galleta montada, siempre serán mejores que los kit antipinchazo. Los kit antipinchazo cada vez están más presentes en todo tipo de coches, desde utilitarios diésel hasta SUV de más de 100.000€ de precio. Suelen estar compuestos por un pequeño compresor de aire y una espuma que debemos introducir en el hueco por donde hemos pinchado con una herramienta incluida.
Ocupan mucho menos espacio que una rueda de repuesto de galleta, caben en uno de los paneles laterales del maletero y para el fabricante son muy baratos. La principal ventaja para el comprador es clara, mayor espacio de almacenamiento. En algunos vehículos es una solución necesaria, pues algunos montan bajo el piso del maletero el subwoofer del equipo de audio (el caso de los que llevan equipos Bose), la batería o en el caso de algunos híbridos, un gran rack de baterías.
Sin embargo, los kit antipinchazo tienen bastantes inconvenientes.
El primero es el tiempo que se tarda en “reparar” un pinchazo, si es la primera vez que lo usamos puede ser un gran incordio y consumirnos un buen cuarto de hora, que pasaremos en el arcén de la carretera, un lugar no demasiado seguro.
En segundo lugar, sólamente sirve para reparar pinchazos de poca importancia, ante un reventón un kit antipinchazos no puede hacer nada y tendremos que llamar a la asistencia en carretera del seguro.
En tercer lugar, es necesario comprobar cada poco tiempo que no hemos perdido presión en el neumático después de repararlo, parando cada pocos minutos y circulando con mucho cuidado. En último lugar, la espuma o el líquido reparador tiene una fórmula agresiva que suele dejar el neumático inservible e imposible de reparar en taller. En dicho caso, tendremos que comprar un neumático nuevo – o dos, para tener el mismo dibujo en el eje – y además una recarga del kit antipinchazos.
Si tenemos un pinchazo en un coche que sólo tiene uno de estos kit puede salir más a cuenta llamar a la asistencia en carretera, es el mal menor.
En cuanto a mi opinión personal, cada vez valoro más los coches que aún montan una rueda de repuesto a tamaño completo. Si tengo un pinchazo o un reventón, puedo yo mismo cambiar la rueda en menos de cinco minutos, y continuar mi viaje como si nada hubiese pasado, con todas las garantías y la confianza en la seguridad de mis neumáticos.
Imágenes: Tarambana | Autoconsultorio