Las cajas de cambio manuales llevan existiendo en el automóvil por más de un siglo. Hasta que las primeras cajas de cambio automáticas no se empezaron a popularizar en EEUUdurante los años 40, todo el mundo que quisiera conducir un coche tenía que controlar bien los tres pedales. De hecho, en aquella época las cajas de cambio no estaban sincronizadas, por lo que la técnica del doble embrague – igualar las revoluciones por minuto del motor y caja de cambios – era necesaria para poder cambiar de marcha.
Las primeras cajas manuales sincronizadas se montaron en los años 50 y uno de los primeros coches en estrenarlas fue el Porsche 356. Para entonces las cajas automáticas ya eran mayoría en los EEUU, el entonces mayor mercado automovilístico mundial con diferencia. Tal era el dominio de los dos pedales en dicho mercado, que muchos fabricantes ni siquiera ofrecían cajas manuales en sus modelos generalistas. El coste de los automáticos se redujo muy notablemente al aprovecharse las economías de escala.
Sin embargo, en Europa seguiamos empleando los tres pedales. Las cajas automáticas que se empezaron a vender en Europa estaban reservadas en un principio a grandes berlinas o vehículos de lujo, y por tanto su coste era notablemente elevado. Cuando el continente se movilizó de forma masiva en los años 60, la práctica totalidad de coches vendidos empleaban cajas de cambio manuales. Coches como el Fiat 500, el Mini o el Seat 600 eran muy baratos, ni se planteó encarecerlos con complicadas cajas automáticas.
América aprendió a conducir con cajas automáticas, Europa aprendió a conducir con cajas manuales. Esta diferencia histórica se ha agrandado con los años. En el año 1980 sólo un 35% de los coches vendidos eran manuales, en el año 2005 esa cifra había descendido hasta menos de un 6% según J.D. Power. Hoy en día, apostaría a que el porcentaje de coches manuales vendidos en EEUU es sensiblemente inferior a un 5%. Para encontrar manuales hay que ir a automóviles deportivos o de gama básica.
Por citar dos ejemplos, un Hyundai Accent y un Dodge Viper SRT10. Apenas hay término medio, y está representado por fabricantes extranjeros, fundamentalmente alemanes y japoneses. El Ford Fusion V6 es una de las pocas berlinas generalistas ofertadas con caja manual. Muchos americanos jamás han conducido un coche con caja de cambios manual ya que en las autoescuelas se enseña a conducir con automáticos. Al menos en España un buen manejo de la caja manual es necesario para poder sacarse el carné.
Los conductores se polarizan ante esta situación. La gran mayoría no quiere oir hablar del pedal del embrague, una minoría se resiste a abandonar las cajas manuales, a pesar de que cada vez es más difícil encontrar modelos manuales en el mercado. Como muestra un botón, 2008 fue el último año en el que se pudo adquirir una pick-up con caja manual, concretamente la popular Dodge Ram. Hoy en día es absolutamente imposible adquirir el tipo de vehículo más vendido en EEUU con tres pedales.
El valor residual en EEUU de los coches manuales ha caído exponencialmente los últimos años, muchos concesionarios de ocasión ni los quieren ya que tienen una difícil salida comercial. Como punto positivo – y no muy relevante – son coches poco robados, ya que muchos ladrones no saben conducirlos. Por el momento, nos ha quedado claro que EEUUno es un país al que le gusten los cambios manuales. Pero, ¿qué ha pasado en el Viejo Continente durante los últimos 40 o 50 años con las cajas de cambio?
Ya apenas conducimos los Seat 600 o los Mini de British Leyland, pero la gran mayoría de nuestros vehículos siguen empleando cambios de marchas manuales. Los compactos, que representan por sí solos un enorme porcentaje de las ventas anuales en Europa, van asociados de fábrica a cajas de cambio manuales, todos a excepción de los híbridos. Por supuesto, la práctica totalidad de modelos disponibles en el mercado se ofrecen con cajas automáticas en opción, pero el volumen de ventas de automáticos es aún bajo.
Puede que sea bajo, pero cada vez menos. En los años 90 los automáticos empezaron lentamente a ganar cuota de mercado, especialmente en berlinas de gama media-alta. Hoy están presentes en todos los segmentos, copando las ventas en vehículos de gama alta y creciendo considerablemente en las berlinas, y vehículos más pequeños. Hay a la ventabastantes vehículos que sólo se ofrecen con cajas automáticas, por citar algunos ejemplos los BMW X5, Mercedes Clase S o Smart ForTwo.
Las debilidades de los automáticos con convertidor de par – tradicionales – van quedando cada vez más solapadas. El habitual mayor gasto de combustible y frenos con respecto a los manuales tiende a desaparecer. La reciente irrupción en el mercado de las cajas de cambio CMP (Cambio Manual Pilotado) ha sido uno de los factores que más ha contribuido a la automatización creciente del parque móvil. No son automáticas tradicionales, sino manuales con actuación automática del embrague.
Combinan lo mejor de ambos mundos, son eficientes en el consumo de combustible, tan cómodas como las automáticas y aprovechan tan bien el freno motor como un manual. Para una mayor sensación de control, algunos fabricantes nos dejan seleccionar de manera secuencial las marchas, incluso con levas tras el volante. Su evolución han sido las cajas de cambio de doble embrague, extremadamente rápidas y eficaces, con consumos de combustible muchas veces menores que sus homólogos manuales.
La sensación de control por parte del conductor es muy elevada, e incluso fabricantes de deportivos puros como Porsche han empezado a ofrecerlas, con resultados óptimos en el campo prestacional. ¿Está condenado el pedal del embrague a desaparecer? Mi opinión personal es que mucho me temo que sí. Me explico, muchos conductores están ya comprando coches equipados con cajas de doble embrague o automáticos, acrecentándose considerablemente la tendencia los últimos cinco años.
Sí, pero siempre seguirá habiendo manuales. Pensemos en el futuro, el motor de combustión interna puede que no desaparezca, pero la hibridación es una tendencia muy clara de futuro. Los híbridos no pueden llevar por principios cajas manuales, deben ser automáticas de variador continuo (CVT) debido al complejo sistema de coordinación mecánica entre motores eléctricos y de combustión. Los eléctricos llevan cajas de cambio de una sola marcha con una entrega de par constante a todo régimen de giro.
Los vehículos alimentados por célula de combustible son eléctricos en cuanto a transmitir la fuerza a las ruedas, por lo que llevarán cajas de cambio de una sola marcha, sin apenas partes móviles. Los vehículos alimentados por biocombustible podrían y de hecho equipan cajas manuales, pero sinceramente, tienen demasiadas desventajas en cuanto a sostenibilidad para que se conviertan en la solución de movilidad del futuro, aunque es cierto que el biocombustible a partir de micro-algas es prometedor.
En definitiva, hemos repasado el presente y futuro del automóvil, y no parece que quede un hueco para las cajas de cambio manuales. Personalmente me gusta la sensación de control de un coche con tres pedales, requiere más habilidad e implicación por parte del conductor, es en mi opinión más gratificante que colocar la palanca en “D” y olvidarse. Incluso se ha demostrado que las distracciones derivadas del uso del móvil al volante son menores en Europa que en EEUU, tenemos las manos más ocupadas.
Como conclusión/recomendación final, disfrutemos de las cajas manuales y de su conducción ahora que podemos, en número indeterminado de años la mayoría de los coches no tendrán más que dos pedales. Por supuesto, en comentarios puedes opinar sobre el artículo y dar tu opinión de esta tendencia.