MADRID.-Aunque haya pasado más de un siglo desde su invención, para muchos conductores se trata de una pieza tan simple como su forma. Y sin embargo, la redondez de los neumáticos esconde mucho más de lo que aparenta. Seguridad, por ejemplo, ya que de su buen o mal agarre al asfalto dependerá en muchas ocasiones que una situación de riesgo acabe en accidente. Tecnología también, pues desde que echaron a rodar, las grandes multinacionales de la industria del neumático han competido constantemente por figurar como las más avanzadas y ahí está la Fórmula 1 como el gran escaparate de sus esfuerzos. Cómo no, moda y tendencias, porque aunque en este capítulo hoy parezca primar el tamaño por encima de todo, hay quien considera que la estética de su coche comienza por llevarlo bien calzado.
Para combatir el CO2
Los fabricantes de coches saben que tienen en los neumáticos uno de sus aliados más eficaces a la hora de reducir las emisiones a la atmósfera de CO2 que producen sus vehículos. Mientras tratan de ganar tiempo para aplazar la carrera contrareloj que les imponen las administraciones, grupos como Michelin o Goodyear ya tienen a punto neumáticos que, una vez montados, ayudan a rebajar el nivel de emisiones con que los técnicos homologan los vehículos.
La explicación es que ofrecen menos resistencia a la rodadura y, por la tanto, menos consumo de carburante. Como actualmente los métodos de contabilización de emisiones son algo parecido a un cajón de sastre, existen proyectos para desarrollar neumáticos cuyo relleno estaría fabricado con almidón de maíz en lugar de materiales no renovables, lo que les otorga la etiqueta de biológicos. Marcas como Peugeot, Volkswagen o BMW ya usan o proyectan utilizar este recurso con el fin de perder gramos en sus homologaciones. A pesar de resultar aparentemente tan prácticos, este producto también tiene sus detractores en marcas como Continental, que ya han señalado que reducir resistencia a la rodadura es reducir agarre y, por lo tanto, seguridad.
Rodar sin aire
Pensar constantemente en renovarse lleva a plantearse los principios más básicos, que en el caso de los neumáticos establecen que un pinchazo obliga a parar y poner la rueda de repuesto. Los RunFlat, que ya ofrecen prácticamente todas las marcas, neutralizan los riesgos que se derivan de la súbita pérdida de presión en una rueda y permiten circular a velocidades moderadas (80 km/h durante distancias de hasta 1.000 kilómetros), aunque es aconsejable cambiar la rueda cuanto antes si no se quiere tener que comprar otro neumático.
Aunque existen distintas tecnologías, lo consiguen gracias a que sus paredes laterales están construidas con materiales más resistentes, de manera que en caso de perder aire, el vehículo puede rodar apoyándose en esta estructura. Además de evitar la obligación de cambiar de rueda, estos neumáticos permiten aprovechar el espacio que ocuparía la quinta rueda para otras necesidades. Entre los contras destaca que, lógicamente, son más caras tanto en su compra como en su reparación.
Para presiones, colores
La utilización de los neumáticos con una presión inadecuada provoca anualmente un coste de 10.000 millones de euros en Europa occidental debido el consumo adicional de carburante que este factor ocasiona. Conscientes de este gasto y de que la patadita a la goma es muy poco efectiva, los detectores de presión son cada vez más frecuentes. En el caso de Pirelli se denomina X-Pressure y tiene varias formas de medir e informar sobre el estado de los neumáticos. La más básica es por colores: si la presión de los mismos es correcta, las válvulas serán de color blanco y se volverán rojas cuando la presión sea inadecuada. Otra señal de alarma puede ser un aviso acústico que se produce tras transmitir una señal el tapón al ordenador de a bordo del vehículo. La más sofisticada es por Bluetooth y es el propio coche el que advierte a su conductor sin necesidad de que se baje del coche.
Exclusivos
La discreción no siempre está asociada al lujo y quien gasta cerca de 100.000 euros en un coche no escatima después a la hora de completarlo con componentes exclusivos. Los neumáticos no escapan a esta norma y ediciones limitadas del descapotable SLK de Mercedes han contado con diseñadores como Armani para colorear de verde unos llamativos Marangoni. Lo elegante puede acabar en extravagante cuando se pintan de oro unos Pirelli Pzero como en el Fiat 500 Pepita.
Adaptados al tiempo
Los fabricantes de neumáticos llevan años recomendándolos pero lo cierto es que lo de cambiar de neumáticos según las estaciones del año es algo que se lleva más bien poco. Utilizar los de invierno cuando caen las primeras nevadas es algo más propio de los países nórdicos.
En España el neumático que triunfa es el de todo tiempo, es decir, el que se usa tanto si se circula a 40 grados a la sombra como bajo una tromba de agua que crea balsas en la carretera. En el caso de que el asfalto esté mojado, el diseño de los neumáticos adaptados aumenta la superficie de contacto y drena el agua que inunda la huella a mayor velocidad, reduciendo notablemente la distancia de frenado.